
ME ECHARON A LA FRONTERA - Chacarera doble
Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer,
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera
¡y qué iba a hallar al volver!
Tan sólo hallé la tapera.
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido;
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao…
Sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido.
Mi gala en las pulperías,
era, en habiendo más gente,
ponerme medio caliente,
pues cuando puntiao me encuentro,
me salen coplas de adentro
como agua de la vertiente.
Cantando estaba una vez
en una gran diversión,
y aprovechó la ocasión
como quiso el Juez de Paz…
Se presentó, y ahí nomás
hizo arriada en montón.
Juyeron los más matreros
y lograron escapar.
Yo no quise disparar,
soy manso y no había por qué,
muy tranquilo me quedé
y ansí me dejé agarrar.
Hasta un Inglés zanjiador
que decía en la última guerra
que él era de Inca-la-perra
y que no quería servir,
también tuvo que juir
a guarecerse en la Sierra.
Al mandarnos nos hicieron
más promesas que a un altar.
El Juez nos jué a proclamar
y nos dijo muchas veces:
“muchachos, a los seis meses
los van a ir a revelar.”
Yo primero sembré trigo
y después hice un corral,
corté adobe pa un tapial,
hice un quincho, corté paja...
¡La pucha, que se trabaja
sin que le larguen ni un rial!
José Hernández– Cuti Carabajal